Es interesante especular como en las últimas semanas han aumentado las señales que la norma americana ha dejado de tener apoyo de los canales grandes. Hasta hace unos meses la tendencia era que los partidarios de que nada cambiara, apoyaban una norma de alta definición a la americana para que no entraran nuevos actores, mientras los que querían más canales nacionales y regionales apoyaban la europea.
Pero esta semana las pruebas de campo demostraron la fortaleza técnica de la norma japonesa. Incluso fue reconocida como tal por la Anatel, ya ayer la editorial principal de El Mercurio daba cuenta de este cambio, al decir que «el estándar americano, que es más antiguo, tiene limitaciones».
El sistema americano tiene dificultades en las zonas urbanas, pues la señal es reflejada por las construcciones: está diseñado para las planicies del centro de EE.UU., con bajas densidades de población. Tampoco tiene capacidad para dividir la señal, uno de los motivos por los que la televisión abierta lo prefería. Por último, no incorpora la posibilidad de transmitir la señal a aparatos móviles, especialmente a velocidades de carretera.
Lo que curiosamente se señalaba como una excepción, ahora es visto como una fortaleza. Me refiero al hecho que Brasil ha optado por una versión mejorada de la japonesa. El Mercurio dice en su editorial que ese hecho «ha influido en su mayor aceptación en Chile». Lo que quiere decir que la industria está empezando a apostar a la japonesa, por eso el diario se deshace en elogios:
Las opciones del Gobierno se han ampliado, a medida que se conoce mejor el sistema japonés. Éste permite dividir los seis MHz en hasta tres canales de calidad similar a la actual o, alternativamente, ofrecer una señal de HDTV combinada con otra de baja definición, apropiada para ver TV en aparatos móviles. Su gran ventaja sobre la norma europea es que permitiría la TV móvil sin depender de los proveedores de telefonía móvil, que probablemente sería pagada. Al igual que el estándar europeo, se adapta a las condiciones urbanas. Por esto, especialistas independientes, así como la TV abierta, han comenzado a apoyar esta norma.
¿Que se puede sacar en limpio?
Hace tiempo que varios periodistas de tecnología señalaron que vieron con sus propios ojos la solidez de la norma nipona, incluso en movimiento. Ahora me entero que se presta sin problemas a la alta definición, algo que los canales grandes quieren que ocurra de todas maneras, para que la barrera de entrada en términos de equipamiento tecnológico sea mayor para los nuevos actores.
Sin embargo, el gobierno no le parece tan apropiado optar por canales HDTV dado el costo de los televisores full HD actualmente, aunque está claro que habrá transmisiones analógicas hasta pasado el 2020. Ningún país ha tenido un apagón analógico exento de problemas, incluso EEUU y Corea ya piensan en postergarlo, por lo tanto, ¿por qué Chile dejaría la televisión analógica antes que las potencias tecnológicas?
Y si alguien está pensando que los decodificadores serán caros, la verdad es que da lo mismo si tenemos que esperar 20 años para el apagón analógico. En ese periodo, es probable que la totalidad de los televisores que se vendan ya vendrán con receptor ISDB-T, y casi todo el mundo para entonces habrá reemplazado sus televisores NTSC.
Pero lo más interesante para mi, es que quedarían sin negocio las empresas de telecomunicaciones como Entel, Movistar y Claro. Ya que la norma japonesa permite recibir en el móvil directamente la señal de televisión, y no a través de el operador como ocurre en Europa, donde el usuario tiene que pagar para recibir la TV móvil. Claramente la opción japonesa beneficia al consumidor con su gratuidad.
Así las cosas parece que comienza a despejarse la decisión, en una norma que hasta el momento no había hecho el lobby que las otras dos, y se impone el criterio de la calidad antes que los planteamientos seudo económicos o sociales de las otras propuestas.